Lo malo de comprar en Decathlon o en Ikea es que todo el mundo se da cuenta, bien porque controla el correspondiente catalogo, bien porque entre la ropa tendida de un hostal de mochileros en Berat confunde su ropa con la de los demas. Son las cosas que tiene la globalizacion, que llega hasta Albania, y a las pruebas me remito. Ni Berat esta a salvo de que alguien quiera redecorar su vida tirando de las ofertas del IKEA de Macedonia o de Kosovo, eso es lo de menos. Ahi estan las companyeras, en su reducto mochilero, con las mismas cortinas del banyo que tenemos en casa, el conjunto de dormitorio del vecino y las luces de adorno del jardin, donde los intrepidos backpakers se ponen morados del mas que digno vino blanco albanes.
Seguimos confirmando que este pais tiene su valor hedonista, mas que como museo al aire libre. Difrute usted de los caldos y de la dolce vita local, es lo mejor que va a encontrar, al precio de cuando ibamos al colegio y nuestro terrunyo no tenia tantas pretensiones de modernidad. De cuando las cosas costaban lo que valia, vaya.
Berat nos regala un merecido descanso ante una puesta de sol montanyesa, mas que merecida despues de ganar el castillo y ver que tambien aqui todos los museos cierran los lunes. Otro fastidio de la modernidad globalizada, que intentaremos resolver manyana.
¡Qué alegría la lectura de este diario de viaje desde una Barcelona que suda 'xafogor' a tope! ¡Adelante, topanistas!
ResponderEliminarPrisa Mata