domingo, 9 de febrero de 2014

Lo tenemos!

El equipo se divide en dos al día siguiente. Una parte sigue durmiendo, ya sin temor a recibir razzias nocturnas por parte de los mosquitos al haber comprado pertrechos en la tienda de la esquina, y el otro se va a conseguir aquellos ingredientes mágicos que le darán su toque de sabor a la superproducción.
A las 4 de la mañana, nuestro director de fotografía fija aparece con su deportivo en la puerta, y la mitad del equipo se encarama en las laderas del volcán que ha estado observando nuestros movimientos estos días. A tiempo para capturar la salida del sol y el renacimiento de la ciudad a sus pies. Cuando la otra parte del equipo justo ha vencido al sueño, están de vuelta y se dirigen a la busca y captura de más perlas que la ciudad guarda en su seno, así como de conseguir los últimos archivos pendientes y los regalos promocionales que las cadenas nos obsequian.

Se impone la preceptiva despedida de nuestra piscina preferida y una preceptiva sistema para el miembro del equipo que empezó el día antes. Largos de punta a punta, algunas gestiones pendientes y tras un simpa antalógico, esperamos al resto del equipo que nos ayudó durante estos días con una cerveza en la mano, que esta vez sí pagamos. Un brindis por ese equipo de leyenda, con el que se gozó tanto como se trabajó, fue un placer conocerles.

Tras la despedida con el resto de amigos topanistas en el país, maletas y taxi al aeropuerto ya a la mañana siguiente. Lo tenemos, ahora sólo hay que armar el rompecabezas, ya en nuestros estudios. Fue un gusto retransmitir otra nueva aventura, siempre inspirada en las enseñanzas del maestro Lazlo.

sábado, 8 de febrero de 2014

Maniobras archivísticas

Después de la tempestad, viene la calma, y todo el mundo se come un helado, como si nada hubiera pasado. Después del Dia D, viene el día E, en este caso lunes, en el que nada más levantarnos nos regalamos un desayuno en nuestra esquina preferida. Almuerzo nacional, como tiene que ser, y conversación de aquellas en las que se saborean los minutos, viendo subir el 22 calle arriba y saludando a los clientes que entran y salen del comedor.
Pero hay que rematar la faena, así que pedimos a nuestro locutor preferido que active algunos contactos para conseguir el archivo de imágenes y audio que nos falta.
En el Canal 21 nos tragamos un especial de la famosa cantante mexicana que viene triunfando desde mucho antes de que alguno de nosotros naciera. Embelesados por su cabellera rubia y su poderío en la madurez, apenas oímos nuestro nombre, el gran jefe nos atiende.

- Yo trabajé en los Estados Unidos, y regresé para empezar de cero con este canal. Un nuevo concepto, despedí a todos los presentadores y periodistas que tenían.

Cuando salimos con los archivos en nuestro poder, la cantante rubia sigue ahí en la tele de la sala de espera, repasando sus dilatada carrera. Nosotros repetimos el número en otro canal, esta vez más fashion, donde también conseguimos todo el material que necesitamos. Incluso tenemos que comprar més bytes para llevarlo todo en la maleta de vuelta a nuestros estudios. Poco a poco nos vemos en el papel, consiguiendo grandes inversores para nuestra superproducción que, sí, en un principio fue modesta, pero que crece a cada día que pasa.

Por la noche, cena con otro viejo camarada, protagonista de anteriores superproducciones fallidas. Somos agasajados de manera exquisita por la camarada y regresamos felices al hogar tras otra velada de reencuentros que quedará en nuestra memoria. Mañana ya el último día de este periplo, no se lo pierdan.

viernes, 7 de febrero de 2014

El voto es secreto

El Día D empieza a las 2.30 a.m., tras el boicot decidido por parte del enemigo con una jauría de mosquitos sobre nuestras cabezas durante las pocas horas de sueño que hemos podido conciliar.
Llegamos a la concentración del comando de defensa del voto, buscando desesperadamente un café que se nos resiste. Reparto de camisetas, pulseras, acreditaciones y todo lo indispensable para asegurar que el voto es secreto y que se cumple escrupulosamente el cóndigo electoral.
Pasadas las cuatro, la columna marcha por las calles desoladas por la Ley Seca, donde tan solo unos días atrás el bullicio high class de la capital explotaba alegremente. Consignas, vítores, himnos revolucionarios son cantados a coro, con la convicción de los triunfadores. Cuando llega ante las puertas del centro electoral, el enemigo no está. Se le espera un rato, porque sin él no se puede entrar en el terreno de juego. Los otros son menos, se han quedado durmiendo la mayoría y han adelantado a un mensajero, justo para abrir la puerta y no retrasar el proceso.
Entra la columna y los otros van llegando cada uno por su lado. Se van conformando las mesas bajo una letanía de cajas que se abren, artilugios que se desplegan y oraciones de confraternización, pidiéndole de nuevo a Dios Nuestro Señor que decida él y que encima ayude al ganador a hacerlo bien. Desde fuera, no entendemos entonces para qué hace falta hacer las elecciones.

Por fin conseguimos un café, aunque sea de polvos, y una pupusa que echarse a la boca. El equipo se separa: unos van a cubrir la bendición de la campaña, por nuestro amigo el párroco con aspecto de interesarse por la infancia, y los otros quedan esperando el pistoletazo de salida. De momento son los policías los que se quedan sin pistoletazos, tienen que entregarlos para votar, por primera vez uniformados.

- ¿Cómo que no tiene usted al día su carnet de policía? Entonces no puede votar.
- Verá usted, señora presidenta de Junta Receptora de Votos, es que yo ...

La democracia sigue su curso. El equipo se reune, tomas al centro ya abierto y rápida incursión para ver cómo vota el candidato mudito, el que no nos da una entrevista ni por recomendación. Se rumorea que en realidad da sus discursos en play back, entiéndase la dificultad de la entrevista con la misma técnica. Es su última oportunidad de aparecer en nuestra superproducción pero no lo entiende, sepultado por una masa de periodistas que quieren arrancar de sus labios una declaración o una imagen exclusiva.

Ni modo, nos vamos con el otro. Tensión, batucada, banderas, pancartas, ofensas cruzadas en la puerta de su colegio electoral. Las masas quieren ver cómo vota, llega por fin acompañado de sus tres soles, radiantes en ese día histórico para la familia. A la salida, la unidad 2 de grabación (la que tiene forma de teléfono móvil) está a punto de perderse, al ser olvidada en el parqueo, pero puede ser recuperada justo a tiempo.

Día trepidante, volvemos a la carga después de ser sableados por el restaurante de moda, el único que no boicotea nuestra hambre y sigue abierto en ese día. A esas horas se acerca poco a poco el final, pero aún quedan disputas que ver: entre observadores, entre vigilantes, entre vendedores de helados, todos pelean porque el voto sea secreto y nadie incite a los demás a votar como él o ella. Por fin se cierra el centro y se abren las cajas donde durante horas se han ido depositando centenares de votos, cuidadosamente marcados y doblados para no anularlos, casi de malabarismo.
Otra letanía empieza, aunque el nombre que preferirían escuchar aquellos que marchaban en formación para defender el voto no se escucha mucho, la verdad:

- Presente por la Patria!

Se conocen los primeros resultados, justo cuando el foco de la unidad 1 nos dice adiós y nos quedamos a oscuras. Parece que sí, pero no, la tendencia nos indica en una tablet que se gana para nos será suficiente para ganar del todo. Tenemos que cerrar con dos finales, no sea el caso que alguien haya contado mal en algún lugar de la Republica. Alguien nos convoca al triunfo, en la misma plaza donde nuestro estimado capellán bendecía las armas contrarias, pero va a ser que no, es más prudente retirarse a casa:

- Además, no hay nada que celebrar! -dice nuestra chófer indignada, justo antes de depositarnos en nuestra base de operaciones-

Bien, ya fue la batalla. Nos queda un momento para contemplar la ciudad, con una reserva alcohólica acopiada antes de que la Ley Seca echara a andar. Al comprar el hielo en la esquina, vemos pasar por delante nuestro el final que tanto buscábamos, en uno de esos diálogos perdidos que brotan por las esquinas:

- Así entonces habrá segunda vuelta. 25 millones de dólares oí que costaba.
- Ah, pues sí! Si dinero hay en este país, lo que pasa es que se lo gasta en puro papel.

Misión cumplida, ya sólo quedan algunos detalles que dejamos para mañana.



jueves, 6 de febrero de 2014

La calma que precede a la tempestad

En las calles de San Salvador se respira una tensa calma, nos damos cuenta al salir de nuestro sueño eterno, impasible a la horda de mosquitos que nos suele atacar cada noche. Se impone una parada técnica para recuperar fuerzas y trazar un plan de ataque en la jornada decisiva.
Nos dirigimos al Centro Español, uno de esos sitios que todavía conservan la serie de posters de promoción turísticas de cuando Fraga era ministro, y que atesoran pesadísimas placas metálicas que dan fe de ilustres y pretéritas visitas. También debe de ser el único sitio del mundo en el que te dejan entrar sin pagar por se español, además de por la fronteras. Te hacen una fotocopia y puedes ir a bañarte, en modo prueba, durante un mes.

- Una cerveza, por favor.
- Fíjese que no.
- ¿Como que no? Pero si tiene una nevera llena ahí, que lo estoy viendo yo -exclamo alegre de haber descubierto el alijo alcohólico ante el camarero y un servidor-.
- Fíjese que está la Ley Seca en el país, por las elecciones.

¡Mierda de democracia! Sabía que al final seríamos víctimas de la ley y el orden. En cualquier caso, nos zambullimos en la piscina, comemos y descansamos. En nuestra cabeza, mientras damos cuenta de una hispánica y abstemia hamburguesa, empezamos a plantear el día de mañana, a pasar lista de todos los pertrechos necesarios y a repasar la secuencia de tomas y personajes.
Por la tarde, cubrimos la última capacitación de nuestra centuria electoral preferida. Somos testigos de los primeros forcejeos por colocar en un sitio más imposible el toldo (canopi en el dialecto local) donde ubicar la discomóvil con todos los éxitos revolucionarios de las tres décadas anteriores, y el comando de orientadores para el voto. Esperemos que no haya que evacuar a nadie mañana en ambulancia, el estropicio puede ser legendario.

A dormir pronto, en pocas horas estaremos en pie, el día D está ahí ya.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Si yo no fuera presidente

Cuando uno deja de ser presidente, se dedica a hacer todo aquello que se atrevió a llevar a cabo cuando era presidente, y a dar consejos a los futuros presidentes sobre su quehacer. Atiende entrevistas, reparte abrazos anónimos, da declaraciones a canales locales de televisión y le llevan a observar elecciones por muchos países. El mundo está lleno de mesitas de recibidor con fotos desenfocadas o movidas, tomadas en un minuto de gloria en un fugaz encuentro, enmarcadas con lo mejor que uno encuentra en la tienda de efectos fotográficos de la esquina, de expresidentes abrazándonos con amor y sinceridad, como pidiéndonos perdón por todas las promesas que no supieron colmar. Se les ve liberados de una carga insoportable, con algo más de canas y ojeras, y aquella cara que el tiempo dejó en los que tuvieron la última palabra entre sus labios y jugaron con ella como con un caramelo que al fin se les escurrió entre los dientes.
Parabienes y promesas de fidelidad eterna, consejos de altos vuelos y los mejores deseos para el candidato, que ya parece verse como sus anfitriones, años después, presente en tantos marcos de IKEA sobre los tapetes que la abuela hizo para la mesita del living.

Por la mañana, volvemos a la ruta hotelera high luxe para conseguir más declaraciones y compromisos, con pregunta abierta desde el público incluida, micro en mano. Incluso tenemos ocasión de hablar directamente con el candidato, en un alarde de generosidad para con nuestra superproducción. A pesar de la afectación gástrica, producida por el festejo nocturno previo, vamos adelante con otra entrevista al cerebro del programa electoral, otro de esos ejercicios topanistas que algún día habrá que analizar con tranquilidad antes de volver a emprender el siguiente.

Después de asistir a la gran concentración de apoyo extranjero al candidato, nos entregamos a un fundido a negro, del que no saldremos hasta doce horas después. Total, la Ley Seca ha llegado a la ciudad, y ya no hay nada que hacer por esos tugurios de perdición hasta mañana.

martes, 4 de febrero de 2014

El voto decisivo

La jornada empieza con un buen desayuno con nuestro inefable Neftalí. Huevos rancheros y frijolitos volteados a una cuadra de la iglesia de Antiguo Cuscatlán, mientras el candidato se decide a llegar y dar comienzo a la misa programada para el día.
Una pléyade de permanentes con laca  prueba de campaña de electoral, va desfilando por el pasillo central, mientras el párroco elegido para tan magna celebración, repasa en la sacristía su homilía.

- Uno nunca pensó conocer a unos posibles presidente y vicepresidente de la República y darles instrucciones sobre cómo comportarse. Porque ahí fuera ustedes verán qué hacen, pero aquí dentro mando yo.

El jefe de todo esto dejar ir un hilillo de baba de satisfacción, mientras tartamudea su mensaje de amor y esperanza por un futuro mejor y se arregla su flequillo de niño estudioso. El partido reza, quizás el Todopoderoso nos ilumine en la recta final y nos dé su confianza para ganar, nosotros somos el brazo ejecutor de su voluntad. ¿Quién si no? Enfrascados en estas terribles dudas, las voluntarias de la sección femenina, presentes por la Patria y por todas partes, pasan el cepillo, para financiar el oficio. Algo parecido a como se hace con la campaña, aunque más fácil y económico porque la iglesia seguramente está ya amortizada y no cobra las tarifas del Hotel Terraza.
Salimos para el campo, a ver cómo es eso de que no tienen agua todavía en este país. Intercambio de carro y bajada al Trópico, a sudar y a tragar polvo. Entrevista con doña Reina, tremenda lideresa local, quien al acabar nos homenajea con un atol a la misma temperatura que el asfalto de la carretera. Logramos no quemarnos la lengua y llegar al siguiente proyecto de agua, con vistas a un Pacífico que nos espera, con sus mariachis, ceviches y familias que pasan el día con la abuelita.
Refrescados por la brisa marina, volvemos a la capital, a cubrir la última capacitación del día y la entrevista con nuestro abogado ambientalista preferido. Con un café en la mano y un fondo de público que bien pudiera haber estado en la misa de la mañana, desgranamos los agravios ambientales a este país.

No nos vamos a la cama sin celebrar que estamos aquí con los viejos camaradas. Mañana más, no dejen de seguirnos.

domingo, 2 de febrero de 2014

Prometeu e cumpriu!

- ¿No vas a querer hacerle una pregunta al Doctor?

A veces hay que reaccionar en fracciones de segundo o el tren pasa de largo. Por supuesto, apúntame, tengo una pregunta para el Doctor. En medio de la sala del Intercontinental (uno más en la ruta hotelera high luxe salvadoreña) me convierto en corresponsal especial para las elecciones por un medio internacional, que nadie conoce, por supuesto. Hemos llegado hasta allí siguiendo a nuestro reportero local, y al acabar su pregunta lanzo la mía. Gol, momento estelar para nuestra superproducción. Nadie entiende a qué viene hablar de algo tan material como darle agua a la gente. Por favor, sublimemos los instintos, pero cuando alguien anuncia que el principal asesor de campaña del Doctor está siendo procesado por desviar diez milloncejos, lo cohorte de periodista se avalanza sobre el candidato. No hay manera con la prensa.

A la salida de tan magno evento, rigurosa estética 'Dallas', tenemos ocasión de entrevistar a las tres hijas del Doctor, compañeras infatigables de sus andanzas electorales. Qué lindo papá tienen las tres marías, tan lindo y prístino como ellas. Pero vámonos para el cierre de campaña de los otros! Los arrabales nos esperan, rodeando una valla metálica que sólo pueden franquear los elegidos, aquellos como nosotros que consiguieron una acreditación en los salones del Crowne. Aguantamos el desfile de números infantiles, incluso una pieza de sociodrama, no carente de su análisis psicosocial, hasta que por fin llegan las estrellas de la noche. ¿Todas? No, falta ella.

- Prometeu e cumpriu! Prometeu e cumpriu!

Ahí la tiene, la jefa de todo esto, 50 años bien recauchutados, la heroina femenina y masculina del país, la mujer del presidente. La prueba de que alguien que duerme en esos hoteles por los que se pasean los candidatos les puede dirigir la palabra, de que merecen el respeto de la high society, por muy pandilleros que sean en Soyapango. Mientras el pueblo observa embelesado sus andares de protagonistas de cualquier culebrón carioca, ella desgrana lo conseguido en cinco años de gobierno, clama por cinco año más para el aspirante allí presente y reclama ser los profetas del amor. El Salvador se deshace como un azucarillo a sus pies.

De lo que dijo luego el candidato no nos acordamos demasiado, la verdad. Volvemos con nuestro querido Neftalí, siempre atento entre las sombras, a la última sesión, el cierre radiofónico para todo el país. Le devolvemos la pregunta del Doctor a nuestra querida diputada, para que se desquite, aunque sea ya al filo del cierre de la campaña. La superproducción no se cierra, mañana más.