A la vuelta adonde nos deja el autobus (nosotros si que alcanzamos la ansiada y gelida cascada, aportamos pruebas), observamos el romance del veranos entre Homer y MariaAntonia, funcionaria de la Diputacion de Barcelona de vacaciones por Albania con sus amigas del departamento. Hora y media de conversacion en el Mercedes Benz del anyo 82, como Naranjito, y Homer alberga esperanzas, no ya de romance, si no de matrimonio. Cuando a MariaAntonia aduce cansancio muscular y jaqueca (no la hemos visto en la cascada, se habra perdido?), este monta en colera. Reunion en crisis en la casa museo otomana de Berat: me desea o no, querido colega de la central nuclear de Springfield?
Creemos que no, Homer. Mejor vete a lucir el palmito con las hordas locales al paseodromo y disfruta de la noche en el valle delante de un Merlot insuperable, como hacemos nosotros. Manyana temprano hay que continuar hasta Gjirokaster, quizas alli encuentre el amor de este verano.
PD. Homer me mira mientras escribo esta cronica, apuntandome con el reflejo de la luz del fluorescente en su calva, ajeno a que su breve historia de amor es pasto de internet.
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