viernes, 31 de agosto de 2012

Persona non grata

La ciudad siempre tiene sorpresas y secretos rincones que ofrecer a sus habitantes. Ahora que se ha puesto de moda el turismo interior, interior de no salir de los límites que marcan la autopista de circunvalación, ¿por qué no unirse a esa ola de reconocimiento de los encantos municipales? 
Ataviados con la última moda de Decathlon, perfectamente confundidos entre la multitud de castigados este año sin viaje a las Molucas, nos instalamos en nuestra playa, esperando que todo el mundo recuerde que el cine de verano funciona exactamente igual que aquellos a los que íbamos y había que pagar. No se puede hablar y conviene sentarse para que el resto del auditorio disfrute también de la película. Pero no, la gente queda "dentro del cine" y no "en la puerta" con lo que el rosario de despistados se une al ejército de barmans de lata en mano. 
Conseguimos ver la peli, después de dos cortos dirigidos por el primo del proyectista, si no no se explica su aparición en tan magno evento. Decidimos refrescar el gaznate y buscamos infructuosamente una chiringuito sin vistas al Camp Nou, donde ponen "El Día de la Marmota", ¿se acuerdan? Gran película, aquella que siempre pasaba lo mismo, día tras día. 
El gobierno de la ciudad ha decidido controlar nuestro gasto alcohólico, a ver si conseguimos ahorrar algo e ir ni que sea a Mallorca el año que viene, así que todas las terrazas cerradas a las 12 p.m. Una luz violeta aparece entonces en la lontananza y nos dirigimos hacia ella, como Hansel y Gretel. Una hermosa bruja nos detiene cuando abordábamos el ascensor hacia la planta 25: 

- A partir de las nueve, hace falta pantalón largo y zapato cerrado. No pueden pasar.

Me encanta volver a sentirme un adolescente que no puede entrar en la discoteca de moda porque su calzado no se adapta a los cánones de lo "cool". Este rincón queda para otra ocasión, Gretel, con lo guapa y "fashion" que tú ibas. 

Suerte que han habilitado un rincón para la gente no tan "nice", donde otra brujita nos da de beber hasta la una de la mañana. En esta cabaña, al final del camino del bosque, hay otras reglas, y tú sin saberlo.

lunes, 27 de agosto de 2012

De los Pirineos al Rif reloaded

Y ya, para acabar, ahora que nos encontramos ante la pantalla, sentados en el despacho, después de haber comentado las vacaciones, tomado el primer café, repetido con el segundo porque fue el santo del que repara la máquina de fotocopias y no lo pudimos celebrar en agosto; ahora que no queda más excusa que volver a trabajar y levantar el país, se adjunta un pequeño pase-recordatorio del periplo.
No lo olvide, con toda la mala leche del mundo y los mejores deseos para el curso que empieza.


Nipomatón con arabescos

Usted no los distinguirá de los de mentira, pero son los de verdad. Aquí tiene a la auténtica camada leonina de la Alhambra, en el patio que recibe su nombre, claro. Los turistas nipones, recién llegados directamente desde el país del Sol Naciente, los ametrallan, en ordenada fila, con sus cámaradas. No sé cómo sería el volumen de fotos cuando había que cargar las cámaras con aquellos carretes de 35mm, de los que siempre se sospechaba que estaban mal puestos, caducados o velados; pero ahora es simplemente infernal: en todas la posiciones, adelante, atrás, con todas la combinaciones posibles de los miembros del vuelo chárter Nagasaki-Granada, posando en cada ángulo y enfoque. Cada chorrito de agua, cada cenefa, cada columna, cada cartel de no fumar. Vinieron hace diez años a hacer el mismo reportaje con los leones de mentira, y una vez restaurados, completan su sesuda labor turístico-documentalista con un nuevo reportaje de las centenarias esculturas.
El resto de hordas, sin tanta profesionalidad, pertrechados de sus audioguías y arrastrando a sus propias camadas devorando bocadillos de foie-gras (es la hora de comer, había que entrar todos de golpe a las 14h, puntuales en la puerta, por favor) se desparraman por tamaño monumento. Hay que esperar que pase la marea humana para volver a advertir la belleza del lugar, aun a riesgo de perderse:

- Se nos han acabado los planos, pero puede usted encontrar seguramente en el Palacio de Carlos V.
- ¿Y cómo llego allí sin plano? ¿Tienen libro de reclamaciones o se les han acabado las hojas también?

Sin más documentación que las entradas que hemos conseguido en las máquinas automáticas (esas que la gente que hace cola ante las taquilla mira con incredulidad durante la media hora que está de pie), nos conformamos con las explicaciones que nos dan a cuenta gotas, reservadas para "el sitio del mes" o "la planta de la semana". Es un truco, seguro, para comprarse una audioguía, y no cedemos al chantaje recaudatorio.

Al final, misión cumplida, hemos visto a los leones de verdad. Mañana llegamos a casa, dejando el Sistema Penibético a nuestras espaldas e implorando que el sirocco saharaui se vuelva por donde vino. Se acaba así el periplo serrano, fue un gusto retransmitirlo, que ustedes lo hayan disfrutado tanto como nosotros.

lunes, 20 de agosto de 2012

Burning pizza

El horno de la abuela habia permanecido dormido durante años, indiferente a todos los proyectos de reforma que se habian producido a su alrededor, y a la transformacion en villa veraniega y museo sufrida por el resto de la casa.
Pero la crisis todo lo puede, y la fabricacion industrial de pizzas se revela como una eventual opcion para sostener la economia familiar.

Armados de mucho valor y una receta capturada en internet, con los ingredientes magicos localizados en la ultima excursion (no vamos a entrar en explicaciones gastronomicas, que nadie tema), nos disponemos a amasar, la parte mas importante.
Bueno, parece chupado, no?

Armados de moral, nos vamos a la plaza del pueblo a escuchar los exitos de Luis Cobos, banda sonora de la prometida cabalgata flamenca, que una hora, un paquete de pipas y un botellin despues, no aparece.

- Voy a aprovechar para contarles la historia del caballo desde hace 65millones de años, -dice el improvisado presentador de la sociedad ecuestre-.

Aprovecho la disertacion enciclopedica equina para escaparme a encender el horno, previamente relleno de leña hasta el ultimo rincon. Rapidamente se revela evidente que aquello no va a prender en las proximas horas. Llegan algunos refuerzos:

- Papa, yo quiero la pizza de anchoas.

Maldita sea, Luis Cobos ha tocado todo su repertorio de pasadobles y zarzuelas y esto no funciona. El humo ya no nos deja respirar, no se ve ni la puerta del horno por momentos.
Por fin, alguien se acuerda del otro horno de la otra abuela, la de los niños que podrian matar a alguien por una pizza napolitana. Todo el mundo sabe que es mejor y mas facil una combustion de butano que de material leñoso, aunque no sea tan romantico cocinar con el Sr. Corbero.

Por fin, nuestro bautismo pizzero se consuma, como se aprecia en la imagen. Quien teme a la crisis?

Dejamos atras Sierra Morena, camino ya hacia el Norte de nuevo, agradecidos por siempre grato recibimiento, en lo natural y lo gastronomico. Mañana, etapa de turisteo en Granada y a casa.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Estampas marruecas

Con esta estampa tradicional en nuestro refugio en Tetuan damos por concluido el periplo en estas tierras. Dejemos que las modelos vuelvan a sus atuendos habituales antes del soponcio calorifico, cruzamos el Estrecho hacia el norte.

Antes de subir a nuestra nave, nos da tiempo de comprobar el ultimo grito tecnologico en aduanas: camion-escaner, que consigue registrar tres furgonetas-caravana de golpe. Capaz de escudriñar hasta el ultimo paquete y el mas recondito atillo repleto de pastelitos de Ramadan, pensados para atravesar media Europa antes de ser devorados con toda la nostalgia del mundo, no pueden evitar la escena de tener que hacer y deshacer esas jorobas descomunales que se dibujan en el techo de las furgonetas en medio de la aduana. El experto aduanero ha encontrado un cortauñas en el centro de esa masa informe, repleta de bicicletas, babuchas y colchones, susceptible de atentar contra la autoridad.

En fin amigos, ya en Sierra Morena, continuamos nuestro periplo serrano.

domingo, 12 de agosto de 2012

¡Que viene el Rey!

¿Qué insospechados peligros acechan en los caminos?¿Qué impenetrables enemigos vigilan y nos desean lo peor? ¿Qué terribles desventuras amenazan nuestra paz? El viajero se hace esas preguntas cuando avanza por la carretera y descubre en cada rincón, en cada encrucijada, en cada cumbre, un avezado vigilante; fiel, impasible a los rigores africanos, atento a cualquier circunstancia, dentro de su traje de gala, bajo su gorra de plato, luciendo sus relucientes guantes. Cada cincuenta metros, un vigía para nuestra seguridad oteando el horizonte. Y junto a él, una bandera patria, en un indisoluble binomio de afirmación y determinación nacional.
- Es el Rey. Vendrá hoy a inaugurar un puerto para los pescadores en Oued Laou. ¿Podéis quitar el coche y echarlo un poco adelante? Es para evitar algún atentado con bomba.
Ajá! Es nuestro monarca quien merece todas esas garantías de seguridad. Y de afecto: las multitudes se agolpan bajo los árboles del camino, tras la vallas, contenidos por los cuerpos de seguridad. Y ya se sabe, el monarca puede variar su agenda: los agasajos retrasan a cualquier comitiva y lo que era media hora se convierte en tres horas. Pero el pueblo, la patria viva, resiste cualquier contratiempo en el camino.

El mercado de Oued Laou debe cancelarse con la venida del Rey, claro, ¡vaya pregunta! ¿Comer esperando al Monarca?¿Pero a quién se le ocurre?Así que debemos deponer nuestras intenciones consumistas y lanzarnos a la playa, saboreando un inédito snack de ganchitos y olivas nacionales como única opción para saciar nuestra hambre.

- Ahora sí, va a pasar, ¿quieren venir a verlo?

Toda la playa se vacía en un santiamén, acudiendo a la nueva avenida (esa que forma a nuestros campeones de medio fondo) a saludar a Su Majestad. Aprovechamos para seguir con nuestra exploración del litoral, a la búsqueda de de nuevas playas vírgenes, porque el progreso las va devorando inexorablemente. En Tharga encontramos algo parecido a lo que buscamos, la última frontera, con estampa de pescadores y barcas faenando, pero sin chiriguito de playa.
Volvemos a Oued Laou a degustar su fritura de pescado, donde tiempo atrás empezamos un Año Nuevo (ver anteriores capítulos), en uno de esos lugares que el diseño (que es lo que viene después del progreso), acabó engullendo en casa.

Gran Cascada

A cien pavos el chapuzón en la piscina del Parador, y una infranqueable conserje que impide bajar de los 75, es natural que medio Chaouen esté en Gran Cascada, matando el calor de días como este.

Pertrechados con botellas o cualquier recipiente en condiciones de uso, se lanzan a lo que queda en verano de una exuberante corriente de agua. Allí se disputan desde partidos de futbol hasta oraciones, ritos más o menos de apareamiento, no hay mejor sitio donde estar en el pueblo. Los que se mueren, antes de ir al cementerio piden pasar por última vez y echarle un vistazo en su último viaje, tantas han sido las hora pasadas en la Gran Cascada, a la sombra de una higuera como nosotros o buscando algún hilillo sobrante de agua en el tórrido estío rifeño.
El cartel de excursiones pedestres que ofrece el Departamento de Promoción Turística es contemplado por algún turista de tez blanca con cierta incredulidad, no acaban de entender que sea posible salir de la medina o aquel cañaveral y volver con vida. Cuarenta y seis grados son muchos, y más vale aguantarlos parapetados en algún lugar seguro.

Chaouen siempre ofrece alguno de esos lugares, mientras se evoca a la Forqué y a su Mersede-puta-madre en “Bajarse al Moro”. A las ocho de la tarde nos damos un desayuno de Ramadán, café con leche, harira, huevo duro y otros complementos, para no ser menos que los lugareños. Que se empiece tarde a comer no quiere decir que no se hagan como Alá manda. Y de ahí, sofocados por el sirocco, deshacemos el camino hasta Tetuan, bien entrada la noche.

Lost in Tetouan

El problema del consumismo, en cualquiera de sus versiones, es que conduce a la perdición.
En este caso, a la perdición física, si usted intenta ejercerlo en cualquier medina, y más si lo hace en un grupo de turistas con diferentes intereses turísticos.

- Me acuerdo que era por aquí.

Cuando oiga esa frase, tiemble. Es la primera señal de que ha sido abducido por la medina, fagocitado por sus callejuelas, sin un solo punto de referencia seguro, sin cobertura de móvil, abandonado por su Ton-Ton, y con el mapa olvidado encima de la cama en el riad. Lo peor es cuando alguien le toma de la mano y le lleva a otro sitio totalmente diferente del que quería ir, en un generoso y topanista gesto. Ariadna sin su madeja y con las manos llenas de objetos de dudosa utilidad una vez acabado el período vacacional. ¿De qué sirve una guitarra tradicional bereber o un tajin de barro cocido? Y sobre todo ¿dónde lo pongo? Primero en el maletero, en una intento de redoblar la dificultad del tetris que se juega cada vez que hay que montarlo de nuevo; y segundo en casa, todos los armarios y estantes han sido copados por los equivalente a ese maravilloso instrumento en viajes precedentes.

Por favor, algo de modernidad. Afortunadamente, Tetuan también tiene de eso, calles con nombre, principio y final. Hasta una Palacio Real, con su plaza, que sólo puede franquear Su Alteza, y que el resto del año es algo así como la escena de un crimen, protegida por la policía y sin posibilidad de poner los pies en ella. Exhaustos por el consumismo, llegamos a casa.

Merecemos un buen descanso antes de la siguiente etapa.

Occupy Larache!

Una vez cruzado el estrecho e instalados en un maravilloso Riad, nos damos al turismo, dirigiéndonos hacia Larache y Asilah. Por empezar por algún lado, vaya. El antiguo puerto del glorioso protectorado hispano no cumple con nuestras espectativas, aunque sí confirma que mover el bigote en pleno Ramadán va a ser una aventura permanente. En medio de la Plaza España, ejemplo de la monumentalidad que se gastaba el Imperio, un paisano orienta nuestros pasos hacia una mariscada que no era el menú que todos quisimos imaginar, y que tuvimos que pagar a precio casi del país vecino.

- Bueno, pero con vistas al mar, no? Por lo menos a la azotea del vecino.

Y todavía gracias, porque las opciones gastronómicas, más allá del bien surtido mercado a la vuelta de la esquina, son algo menos que escasas. Parte de la expedición empieza a añorar la mesa de cámping, pero hemos venido a disfutar del cambio dirham-euro. Ya por la tarde, alcanzamos el mar.

- Hola, buenas, que venimos a ver si compramos una chalecito en la urbanización.
- Ya conocen el camino, ¿verdad?

Dejamos a un confiado Mohammed en la monumental puerta del futuro complejo turístico, con golf incluido, y acometemos una más de las avenidas que jalonan y dan sentido a este país. Sin ellas, ¿de dónde saldría tanto campeón del medio y largo fondo atlético? Caminar, recorrer distancias a pie, es una verdadera pasión en este país, y para eso hacen falta largas avenidas, mejor con cesped resistente a los 50ºC a los lados. Nos internamos en la Nueva Likkus, lo que vendría a ser el reflejo del yacimiento arqueológico romano que tiene en frente, del cual toma su nombre. Por lo menos, es idéntico en el número de casas habitadas, la de Mohammed el guarda y para de contar.

Eso sí, Nueva Likkus riega su césped, por si alguien quiere echar una partidita al golf. Por ejemplo, ya se habla de un campeonato entre los guardas de seguridad que vigilan celosamente el complejo de incierta inauguración, para matar la escasez de peligros y mantenerlos despiertos. Es evidente que el movimiento okupa internacional tarde o temprano incluirá Larache dentro de sus objetivos.

Nos bañamos, y carretera y manta hacia Asilah, que sólo alcanzamos a ver de noche, y que nos ofrece una deliciosa harira en sus murallas. El grupo crece, más visitantes llegan a nuestro riad. Mañana visita conjunta a Tetuan.

lunes, 6 de agosto de 2012

Aqui no hay playa

¿Cómo que no? ¡Por supuesto que hay playa! Ya está bien con la cancioncita, coño. Si hace falta, se vacía un poquito el pantano para dejar que salga la arena suficiente para echarse el partidillo o tomar el sol. Ahí está la familia reunida, lista para continuar hacia otras latitudes, tomando un respiro con bocata de jamón y bebida a elegir. 

Nuestro indígena preferido nos lleva a un recóndito lugar en la sierra madrileña, a salvo de otros indígenas centroeuropeos y de los cuerpos de Seguridad del Estado, empeñados en que no contaminemos con nuestros fluidos corporales el agua que toman en la capital del Reino.
Pero nosotros a lo nuestro, pese a la refrescante tormenta que se avecina a nuestras espaldas y que ya se materializa con el embutido serrano a buen recaudo en nuestro sistema digestivo. 

Por la noche un cine y listos para partir, a la conquista del Estrecho.

domingo, 5 de agosto de 2012

Vacaciones en el mar


Hay gente que se pasa la vida ahorrando para pasar una semanita a pensión completa de rancho escolar en una de esas colmenas que se ven al fondo, con borrachera de garrafón, procesión discotequeras e infundadas esperanzas de encontrar su media naranja en un cruce mágico e irrepetible de miradas.

- Pues yo todavía me acuerdo de cuando sólo había un chiringuito en toda la playa. Hipólito, tráenos más vino, por favor.
- Pero luego por dónde empezaron a construir, ¿por la derecha o por la izquierda?
- Lo que está claro es que puerto no lo pusieron porque se hubieran quedado sin playa, sin la gallina de los huevos de oro.

Otros, con más suerte, tenemos el gusto de ver el enjambre a tres millas náuticas de distancia, devorando el cátering casero que hemos metido en el barco y que ahora nuestro querido Hipólito despliega ante nuestros ojos. Los naranjos se conviertieron en rascacielos, en un febril concurso por superar el mal gusto del vecino, y a las suecas le sucedieron los rusos, son menos ganas de tomar el sol y más de hacer negocios como en casa. 
Después de observar nuestro pequeño Río de Janeiro levantino y evocar un pasado salvaje y rutilante, hasta con producciones topanistas en su arena, pusimos rumbo a otra playa, alicatada de la misma forma y gusto. 

- Bueno, aquí por lo menos no son tan feos los edificios ni tan altos.

Siempre queda algún consuelo, claro. La próxima vez que nos entreguen una costa como esta no lo volveremos a hacer, palabrita del Niño Jesús. 
Cena entre buenos amigos y cierre de paréntesis levantino verbenero, nos vamos a la capital del Reino, en escala técnico-familiar, en uno de esos buses que tomábamos cuando éramos más pobre e íbamos construyendo la fortuna que ahora contemplamos.

jueves, 2 de agosto de 2012

Parentesis verbenero

El azafato Ryan nos puso de un plumazo en medio de la Peninsula, cambiando de mar y de sudores. De Manises a Caudete, con la orquesta roquera que venia desde la metropolis.

Tras haber solucionado algunos problemas de sonido que la telefonia movil no puede abordar, empezo la descarga roquera en aquella plaza del pueblo. Esperemos que esta nueva produccion topanista sepa recoger el espiritu y las buenas vibraciones, las ganas de hacer bailar musica moderna en el lugar mas insospechado. No podemos avanzar mas, queridos espectadores.

Al dia siguiente, piscina, comida familiar y siesta. Por la tarde, recorrido arqueologico por Kelin: quien no tiene su yacimiento a mano para desnucarse mirando al suelo y buscando evidencias en ceramica del pasado efimero? Gin Tonic de las siete, para no perder las tradiciones cantabras y cena con vino de la tierra.

- Sacamos doce mil botellas, y solo es el 25% de la capacidad del viñedo, pero queremos que tenga la maxima calidad posible.

Verbena con los grandes exitos del momento y del siglo pasado. Hasta Joselito, el de la voz de oro, aparco su Mercedes blanco y montado en sus tacones se tomo unas copichuelas con la aficion.

Que mas se le puede pedir a un martes de verbena, camarada? Que dure 36h para dormir algo mas, porque mañana volvemos a la carretera.