Corfu era un protectorado britanico. La perfida Albion podria haberse quedado cualquier cosa en prenda despues de ganarle la guerra a Napoleon, pero no, escogio esta perlita mediterranea, la ultima de un rosario de cuentas con la que los venecianos fueron adornando su camino a oriente. Como Kotor o Budva atras, hay que tener clase para tener un imperio, en el Adriatico o en todo el mundo.
Lo que no nos llego ya fue la proteccion contra el furioso calor que hacia, multiplicado contra la piedra blanca de la ciudad. Un ansiado kebab casi acaba con nuestro estomago, pero tras un momento de respiro la expedicion siguio adelante, buscando infructuosamente el museo estrella de la corte veraniega de Sisi.
A la hora convenida, Mr. Pink nos dio de cenar y de ahí nos dirigimos al pub local a celebrar merecidamente el aniversario de uno de los discipulos.
Con un gintonic, claro, a la salud del Protectorado.
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