lunes, 27 de mayo de 2013

Camino del mato

Esta vez sí, a las cinco y media nuestro chófer, Gildo (Hermenegildo en su casa), estaba en la puerta esperándonos. El guarda nos hizo enseñar el recibo para dejarnos salir, repostamos, nos despedimos del somnoliento logista que nos había preparado los pertrechos para el safari, y por fin salimos.
Hasta Chokwe, prácticamente sin novedad. En el mercado nos hicimos con algo de cuerda para asegurar dos bidones algo inestables de diesel en la parte de atrás y nos encontramos con nuestro enlace romano.
Nuestra oficial de higiene preferida pidió media vaca con patatas, a saber cuándo íbamos a volver a comer. Mientras intercambiamos impresiones con la expedición que Pigi (Pier Luigi en su casa) dirigía de camino a casa.

- Me he pasado cuatro meses allí. Pero es hermoso Machaila -afirmaba mientras se quitaba sus gafas de veraneante nocturno en Lloret-. Un cielo impresionante, el campo, la tranquilidad, un lugar donde tomar una cerveza helada. ¿Qué más se puede pedir después de venir de Sudán del Sur?

Después de discutir sobre la procedencia del trozo de vaca y apurar el té, encaramos las red de carreteras secundarias mozambicana, en busca de aquel Edén. Atravesando el Limpopo, una línea de ferrocarril se unió a nosotros, como un pasamanos. El tren llegó a una estación, donde devoramos una naranja, único bocado programado para ir acostumbrándose a los rigores esteparios. La carretera pronto entró en obras, con lo que discurrimos observando los procedimientos constructivos viarios, hasta que se acabó el presupuesto, justo al entrar en el distrito de Chigubo.
Con las fuerzas justas y el sol apagándose, llegamos a Machaila. El tiempo contado para desmontar el vehículo y montar nuestros catres de campaña, e introducirlos ya a tientas en una tiendas que la providencia había dejado instaladas.


Cuando el generador acabó su asignación diaria de combustible, contuvimos el aliento y nos introdujimos en las tiendas, a esperar el amanecer bajo tres mantas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario