¡Qué bien estar en la civilización de nuevo! Con sus atascos, su ajetreo, sus centros comerciales repletos de cosas imprescindibles para la vida moderna. ¿Qué harían los salvadoreños si, en un ataque de furia tropical, no pudieran irse rápidamente a patinar sobre hielo? La civilización prevé todos estos pequeños detalles que hacen que la vida merezca la pena. ¿Cómo harán en esas comunidades, colgadas en las montañas, si poder calzarse los patines? ¿Cómo liberarán su stress consumista?¿Será que tienen un problema genético de equilibrio y por eso no vienen?
Todas estas preguntas se hacen nuestras queridas amigas de telenovela, mientras devoran dulces en la boulangerie de moda, a escondidas de su esteticien, y vigilan a sus hijas mientras se deslizan por el hielo, bajo la enorme cúpula del centro comercial. Los elegidos para la vida moderna pasan una plácida tarde más.
A fuera, otros hemos concluido las últimas reuniones de esta misión topanista. Nuestra querida viceministra no pudo venir y nos mandó a un ayudante con las señas del encuentro, por toda información, mientras que nuestro estimado viceministro lanzó el discurso nº327, especial para cooperantes sin blanca buscando cómo sobrevivir, contó los chistes nº24 y nº37 (combinan ciertamente bien con el citado discurso), se lavó las manos y se retiro hacia la siguiente reunión.
En un formato algo más prosaico que la pista de hielo para alumnos del Licée Français, nos servimos los últimos tragos antes de despedirnos de los camaradas. Hasta pronto, ¡fue un placer volver a verles!
Y ustedes, queridos lectores, hasta la próxima gira.
Todas estas preguntas se hacen nuestras queridas amigas de telenovela, mientras devoran dulces en la boulangerie de moda, a escondidas de su esteticien, y vigilan a sus hijas mientras se deslizan por el hielo, bajo la enorme cúpula del centro comercial. Los elegidos para la vida moderna pasan una plácida tarde más.
A fuera, otros hemos concluido las últimas reuniones de esta misión topanista. Nuestra querida viceministra no pudo venir y nos mandó a un ayudante con las señas del encuentro, por toda información, mientras que nuestro estimado viceministro lanzó el discurso nº327, especial para cooperantes sin blanca buscando cómo sobrevivir, contó los chistes nº24 y nº37 (combinan ciertamente bien con el citado discurso), se lavó las manos y se retiro hacia la siguiente reunión.
En un formato algo más prosaico que la pista de hielo para alumnos del Licée Français, nos servimos los últimos tragos antes de despedirnos de los camaradas. Hasta pronto, ¡fue un placer volver a verles!
Y ustedes, queridos lectores, hasta la próxima gira.
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