El horno de la abuela habia permanecido dormido durante años, indiferente a todos los proyectos de reforma que se habian producido a su alrededor, y a la transformacion en villa veraniega y museo sufrida por el resto de la casa.
Pero la crisis todo lo puede, y la fabricacion industrial de pizzas se revela como una eventual opcion para sostener la economia familiar.
Armados de mucho valor y una receta capturada en internet, con los ingredientes magicos localizados en la ultima excursion (no vamos a entrar en explicaciones gastronomicas, que nadie tema), nos disponemos a amasar, la parte mas importante.
Bueno, parece chupado, no?
Armados de moral, nos vamos a la plaza del pueblo a escuchar los exitos de Luis Cobos, banda sonora de la prometida cabalgata flamenca, que una hora, un paquete de pipas y un botellin despues, no aparece.
- Voy a aprovechar para contarles la historia del caballo desde hace 65millones de años, -dice el improvisado presentador de la sociedad ecuestre-.
Aprovecho la disertacion enciclopedica equina para escaparme a encender el horno, previamente relleno de leña hasta el ultimo rincon. Rapidamente se revela evidente que aquello no va a prender en las proximas horas. Llegan algunos refuerzos:
- Papa, yo quiero la pizza de anchoas.
Maldita sea, Luis Cobos ha tocado todo su repertorio de pasadobles y zarzuelas y esto no funciona. El humo ya no nos deja respirar, no se ve ni la puerta del horno por momentos.
Por fin, alguien se acuerda del otro horno de la otra abuela, la de los niños que podrian matar a alguien por una pizza napolitana. Todo el mundo sabe que es mejor y mas facil una combustion de butano que de material leñoso, aunque no sea tan romantico cocinar con el Sr. Corbero.
Por fin, nuestro bautismo pizzero se consuma, como se aprecia en la imagen. Quien teme a la crisis?
Dejamos atras Sierra Morena, camino ya hacia el Norte de nuevo, agradecidos por siempre grato recibimiento, en lo natural y lo gastronomico. Mañana, etapa de turisteo en Granada y a casa.
Pero la crisis todo lo puede, y la fabricacion industrial de pizzas se revela como una eventual opcion para sostener la economia familiar.
Armados de mucho valor y una receta capturada en internet, con los ingredientes magicos localizados en la ultima excursion (no vamos a entrar en explicaciones gastronomicas, que nadie tema), nos disponemos a amasar, la parte mas importante.
Bueno, parece chupado, no?
Armados de moral, nos vamos a la plaza del pueblo a escuchar los exitos de Luis Cobos, banda sonora de la prometida cabalgata flamenca, que una hora, un paquete de pipas y un botellin despues, no aparece.
- Voy a aprovechar para contarles la historia del caballo desde hace 65millones de años, -dice el improvisado presentador de la sociedad ecuestre-.
Aprovecho la disertacion enciclopedica equina para escaparme a encender el horno, previamente relleno de leña hasta el ultimo rincon. Rapidamente se revela evidente que aquello no va a prender en las proximas horas. Llegan algunos refuerzos:
- Papa, yo quiero la pizza de anchoas.
Maldita sea, Luis Cobos ha tocado todo su repertorio de pasadobles y zarzuelas y esto no funciona. El humo ya no nos deja respirar, no se ve ni la puerta del horno por momentos.
Por fin, alguien se acuerda del otro horno de la otra abuela, la de los niños que podrian matar a alguien por una pizza napolitana. Todo el mundo sabe que es mejor y mas facil una combustion de butano que de material leñoso, aunque no sea tan romantico cocinar con el Sr. Corbero.
Por fin, nuestro bautismo pizzero se consuma, como se aprecia en la imagen. Quien teme a la crisis?
Dejamos atras Sierra Morena, camino ya hacia el Norte de nuevo, agradecidos por siempre grato recibimiento, en lo natural y lo gastronomico. Mañana, etapa de turisteo en Granada y a casa.
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