- ¿No vas a querer hacerle una pregunta al Doctor?
A veces hay que reaccionar en fracciones de segundo o el tren pasa de largo. Por supuesto, apúntame, tengo una pregunta para el Doctor. En medio de la sala del Intercontinental (uno más en la ruta hotelera high luxe salvadoreña) me convierto en corresponsal especial para las elecciones por un medio internacional, que nadie conoce, por supuesto. Hemos llegado hasta allí siguiendo a nuestro reportero local, y al acabar su pregunta lanzo la mía. Gol, momento estelar para nuestra superproducción. Nadie entiende a qué viene hablar de algo tan material como darle agua a la gente. Por favor, sublimemos los instintos, pero cuando alguien anuncia que el principal asesor de campaña del Doctor está siendo procesado por desviar diez milloncejos, lo cohorte de periodista se avalanza sobre el candidato. No hay manera con la prensa.
A la salida de tan magno evento, rigurosa estética 'Dallas', tenemos ocasión de entrevistar a las tres hijas del Doctor, compañeras infatigables de sus andanzas electorales. Qué lindo papá tienen las tres marías, tan lindo y prístino como ellas. Pero vámonos para el cierre de campaña de los otros! Los arrabales nos esperan, rodeando una valla metálica que sólo pueden franquear los elegidos, aquellos como nosotros que consiguieron una acreditación en los salones del Crowne. Aguantamos el desfile de números infantiles, incluso una pieza de sociodrama, no carente de su análisis psicosocial, hasta que por fin llegan las estrellas de la noche. ¿Todas? No, falta ella.
- Prometeu e cumpriu! Prometeu e cumpriu!
Ahí la tiene, la jefa de todo esto, 50 años bien recauchutados, la heroina femenina y masculina del país, la mujer del presidente. La prueba de que alguien que duerme en esos hoteles por los que se pasean los candidatos les puede dirigir la palabra, de que merecen el respeto de la high society, por muy pandilleros que sean en Soyapango. Mientras el pueblo observa embelesado sus andares de protagonistas de cualquier culebrón carioca, ella desgrana lo conseguido en cinco años de gobierno, clama por cinco año más para el aspirante allí presente y reclama ser los profetas del amor. El Salvador se deshace como un azucarillo a sus pies.
De lo que dijo luego el candidato no nos acordamos demasiado, la verdad. Volvemos con nuestro querido Neftalí, siempre atento entre las sombras, a la última sesión, el cierre radiofónico para todo el país. Le devolvemos la pregunta del Doctor a nuestra querida diputada, para que se desquite, aunque sea ya al filo del cierre de la campaña. La superproducción no se cierra, mañana más.
A veces hay que reaccionar en fracciones de segundo o el tren pasa de largo. Por supuesto, apúntame, tengo una pregunta para el Doctor. En medio de la sala del Intercontinental (uno más en la ruta hotelera high luxe salvadoreña) me convierto en corresponsal especial para las elecciones por un medio internacional, que nadie conoce, por supuesto. Hemos llegado hasta allí siguiendo a nuestro reportero local, y al acabar su pregunta lanzo la mía. Gol, momento estelar para nuestra superproducción. Nadie entiende a qué viene hablar de algo tan material como darle agua a la gente. Por favor, sublimemos los instintos, pero cuando alguien anuncia que el principal asesor de campaña del Doctor está siendo procesado por desviar diez milloncejos, lo cohorte de periodista se avalanza sobre el candidato. No hay manera con la prensa.
A la salida de tan magno evento, rigurosa estética 'Dallas', tenemos ocasión de entrevistar a las tres hijas del Doctor, compañeras infatigables de sus andanzas electorales. Qué lindo papá tienen las tres marías, tan lindo y prístino como ellas. Pero vámonos para el cierre de campaña de los otros! Los arrabales nos esperan, rodeando una valla metálica que sólo pueden franquear los elegidos, aquellos como nosotros que consiguieron una acreditación en los salones del Crowne. Aguantamos el desfile de números infantiles, incluso una pieza de sociodrama, no carente de su análisis psicosocial, hasta que por fin llegan las estrellas de la noche. ¿Todas? No, falta ella.
- Prometeu e cumpriu! Prometeu e cumpriu!
Ahí la tiene, la jefa de todo esto, 50 años bien recauchutados, la heroina femenina y masculina del país, la mujer del presidente. La prueba de que alguien que duerme en esos hoteles por los que se pasean los candidatos les puede dirigir la palabra, de que merecen el respeto de la high society, por muy pandilleros que sean en Soyapango. Mientras el pueblo observa embelesado sus andares de protagonistas de cualquier culebrón carioca, ella desgrana lo conseguido en cinco años de gobierno, clama por cinco año más para el aspirante allí presente y reclama ser los profetas del amor. El Salvador se deshace como un azucarillo a sus pies.
De lo que dijo luego el candidato no nos acordamos demasiado, la verdad. Volvemos con nuestro querido Neftalí, siempre atento entre las sombras, a la última sesión, el cierre radiofónico para todo el país. Le devolvemos la pregunta del Doctor a nuestra querida diputada, para que se desquite, aunque sea ya al filo del cierre de la campaña. La superproducción no se cierra, mañana más.
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