viernes, 27 de agosto de 2010

Viaje al fondo de la tierra


Queridos topanistas, estos días nos estamos prodigando en el arte de la espeleología, visitando los mundos que construyeron los trogloditas. Casas, iglesias, pasadizos secretos, ciudades enteras bajo las montañas de arenisca blanca, roja y rosa. Ahora, el inframundo ya no es lo que era, usted se puede encontrar con verdaderas marabuntas intentando comprobar si era cierto que cabían diez mil en aquella cueva de varios pisos, tal y como asegura el folleto correspondiente y la agencia de viajes que le ha vendido el maravilloso tour por la Capadocia.
Como si de una prueba de carga se tratara, los intrépidos turistas se concentran en las salas que los concienzudos trogloditas fueron excavando durante años, claro, a su altura y semejanza. El turismo nórdico lo pasa verdaderamente mal, en tanto que el japonés siente más a su medida el enjambre de pasadizos que comunican las diferente plantas del hormiguero que hemos visitado hoy.

La etapa de hoy ha sido una prueba de nervios, no era fácil esperar que la delegación americana pasara totalmente para volver a la superficie por el mismo pasillo, angosto hasta decir basta. Una prueba más de que nuestro queridos trogloditas estaban perfectamente civilizados y tenía los nervios de acero.

Por la tarde, en un largo esprint final, hemos llegado a ver la última puesta de sol en Göreme en nuestra terraza, acompañados irremediablemente por una Efes, tras habernos abierto camino por otras maravillas trogloditas, como puede apreciarse en la foto. Mañana, nos dirigimos hacia Ihrala, un poco más cerca del fin del viaje, al fondo de la tierra o simplemente de las vacaciones.

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