miércoles, 25 de agosto de 2010

Las Ramblas llegan a Anatolia


Todo el mundo sabe que Las Ramblas no duermen nunca. Uno se puede encontrar allí a media ciudad en cualquier momento de la noche. Lo que no sabíamos es que, mediante alguna inflexión espacio-temporal, llegaban hasta el corazón de Anatolia.
A las 4.50 a.m. estábamos, puntuales, en lo alto de la cima del Nemrut Dagi. Vamos, pensando que íbamos a ayudar al guardia de turno a levantar la puerta. Pero se nos había adelantado una numerosa representación de la comunidad turística que, apostada ante las famosas cabezas, esperaba el amanecer.
En algún momento pensamos que nos habíamos equivocado de atracción, y dedujimos que se esperaba a una abducción o un avistamiento marciano, ya que todo el mundo ignoraba el monumento y se dedicaba a esperar impacientemente la salidad del sol, como si tal hecho no sucediera todos los días.
Dicho y hecho: cuando se produjo el orto solar, los ocupantes de Las Ramblas volvieron por el mentado túnel espacio-temporal hacia Plaza Catalunya, imaginamos que a desayunar merecidamente, como hicimos nosotros de vuelta a nuestro albergue montañero.

Delicioso placer ese de desayunar, y más encontrar compañía para luego seguir el viaje hasta otra de la salidas del frecuentado túnel, este desde Via del Corso: Güdeme, en Capadoccia. Si algún romano esperaba tranquilidad y anonimato, que no venga por estos lados. Por todo lo demás, y por lo poco visto, absolutamente recomendable.

Mañana intentamos confirmar lo que parece evidente.

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