sábado, 14 de agosto de 2010

Preparados, listos, ya!


Si usted se hubiera mirado la tabla de horarios, publicada a tal efecto en todos los diarios de la nación turca, sabría que hasta las 7.24 p.m, hora local, no puede probarse bocado en esta ciudad. No se extrañe ni se haga cruces, tampoco puede uno comerse las uvas antes de las campanadas, ni hincarle el diente al pastel de cumpleaños antes de soplar las velas. Todo tiene su justo momento en esta vida.

Llegado el minuto estipulado, como si fuera una performance, los miles de comensales que se congregaban en la plaza princial de Trabzon (angelicos míos, algunos llevaban media hora mirándose la ensalada de pepino y tomates, y a otros se les había quedado frío el kebap) se avalanzaron sobre sus respectivos platos. Ahí pueden verse las preferencias de cada uno: hubo quien lo primero que hizo después una jornada de ayuno fue tomar un trago de agua; otros encendieron un cigarrillo y chuparon de él con la mirada perdida en el horizonte, en pleno éxtasis; otros tomaron un sorbo de agua, y otros seguían en la cola esperando a que en la carpa que el ayuntamiento de Trabzon les sirvieran el rancho, gentileza de la casa:

- Te lo dije, Mustafá, que al final vamos a hacer media hora más de ayuno por ahorrarnos tres liras que vale un kebap.

Octavio se llevó una sorpresa al ver a dos españoles por primera vez en su vida, aparte de los que habían ganado el Mundial, pero por la tele, ganamos más en directo. Abrumado, nos hizo una rebaja sustancial en el precio de la habitación, y nos invitó a desayunar, lo cual se agradeció después de una noche planchados en el autobús nocturno entre Sinop y Trabzon. Respuestos, nos dirigimos hacia Sumela, bonito monasterio onda Montserrat, para el que adquirimos un tour. A lo evangélico, por tres veces preguntamos si todo estaba incluido, y tres veces nos lo negaron, full included, estaba claro:
- Pero es que nos dijeron que no había que pagar nada más.

- Ese billete es solo para el minibus, la entrada al monasterio cuesta 8 liras

Bueno, como el día anterior, mereció la pena por lo menos, igual que para todos aquellos trabzonianos, esperar hasta las 7.24 p.m., hora local turca, para resarcir sus pasiones.

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